Comencemos. Merece la pena.
Título: Memorias de un amigo imaginario
Título original: Memoirs of an Imaginary Friend
Autor: Matthew Dicks
Páginas: 428
Editorial: Nube de tinta
SINOPSIS
Querido lector:
La novela que tienes en tus manos es especial, como Max.
La novela que tienes en tus manos es única, como Max.
La novela que tienes en tus manos es valiente, como Max.
Max solo tiene
ocho años y no es como los demás niños. Él vive para dentro y cuando menos lo
molesten, mucho mejor. No le gustan los cambios, las sorpresas, los ruidos, que
lo toquen ni que le hagan hablar por hablar. Si alguien le preguntara
cuándo es más feliz, seguro que te diría que jugando con sus legos y
planeando batallas entre ejércitos enemigos. Max no tiene amigos, porque
nadie lo entiende y todos, hasta los profesores y sus propios padres,
quieren que sea de otra manera. Solo me tiene a mí, que soy
su amigo desde hace cinco años. Ahora sé que Max corre peligro y solo yo puedo ayudar. El problema es que
Max es el único que puede verme y oírme. Tengo mucho
miedo por él, pero sobre todo por mí. Los padres de Max
dicen que soy un «amigo imaginario». Espero que a estas alturas tengas
claro que no soy imaginario.
OPINIÓN PERSONAL
Lo sé, eso son varios párrafos, sé contar y me conozco las reglas de puntuación. También sé que ya había dicho que solo pondría el primer párrafo, pero... bueno, digamos que sin tan solo hubiera puesto "Os voy a contar lo que sé" nadie se habría quedado conforme.Os voy a contar lo que sé:
Me llamo Budo.
Hace cinco años que estoy en el mundo.
Cinco años es mucho tiempo para alguien como yo.
Fue Max quien me puso ese nombre.
Los padres de Max dicen que soy un «amigo imaginario».
Me gusta mucho la maestra de Max, la señorita Gosk.
No me gusta la otra maestra de Max, la señorita Patterson.
No soy imaginario.
Así comienza Memorias de un amigo imaginario, una novela única,
En esta ingeniosa novela conoceremos la historia del "amigo imaginario" de Max, Budo, y conoceremos también sus miedos, su forma de pensar, sus sentimientos... Porque no, Budo no es imaginario, esto es algo que nos quedará muy claro desde el principio. Pero para hablar del libro primero he de hablar de los personajes.
Max Delaney es un niño de ocho años distinto al resto de los niños de ocho años. Max no habla con nadie a menos que le pregunten, no le gusta hablar por hablar y no tiene amigos... salvo Budo, él es el único que lo comprende, es quien más puede ayudarlo con las cosas y las decisiones, como qué helado tomar o con qué color dibujar. Porque sí, qué helado tomar o qué color usar es, para Max, algo muy complicado de decidir. Max es ingenuo... por eso se lo han llevado.
De Budo podría decir que, al principio de la novela (y hasta casi la mitad del libro) peca de egoista en el sentido de que solo parece preocuparle qué pasará con él cuando Max ya no lo necesite. Tiene miedo de morir, es verdad, pero esa cantinela ha llegado a repetirse bastante más de lo que necesario en algunas ocasiones. En su defensa he de decir que ha acabado por ser un personaje bastante entrañable y al que acabas por admirar ya que, tirando al final del libro, esa evolución que se lleva a cabo en Budo es casi palpable.
El ritmo de la historia puede verse algo lento, siendo el principio un poco introductorio en el que el protagonista de la historia nos contará cosas acerca de Max y de "su mundo", donde los amigos imaginarios pueden verse entre ellos y hablar, y donde Budo se separa de Max por las noches para explorar a sus anchas la ciudad. Pero el ritmo empieza a ser más ameno y ligero conforme vamos avanzando, cuando Budo comienza a buscar a Max y trata de sacar ayuda de donde pueda. Así es como conoceremos a los otros amigos imaginarios, ahí es donde el libro engancha y consigue que no pares de leer para saber qué hará Budo ahora, cómo rescatará a Max...
- Lo que más me gusta es lo valiente que es.
- ¿Qué ha hecho de valiente?
- No es solo una cosa. Es todo. Max no se parece a ninguna otra persona en el mundo. Los niños se burlan de él porque es diferente [...] Nadie trata a Max como si fuese un niño normal, pero todo el mundo quiere que sea normal, nadie quiere que sea como es. Y, pese a todo, Max se levanta de la cama cada mañana para ir al colegio y al parque, e incluso a la parada del autocar.
- ¿Y eso es ser valiente?- pregunta Oswald.
- ¡Súper valiente! [...] Para salir de casa cada día y ser tú mismo cuando a nadie le gusta cómo eres hay que ser súper valiente. Yo nunca podría ser tan valiente como Max.
He de confesar que en algunos aspectos puede ser bastante... predecible, pero sin llegar a los extremos, lo cual nos deja con un final agridulce que, pese a todo, me ha dejado bastante conforme ya que es como si dejara un pequeño espacio a nuestra imaginación. Para que le demos el significado que queramos.
En esta historia veremos muchos "amigos imaginarios", veremos una gran evolución en Budo y en Max, y, sin duda, nos encontraremos con un montón de situaciones de lo más peculiares que a menudo conseguirán sacarnos unas risas. Pero sobre todo veremos temor a lo desconocido y mucha valentía para enfrentarlo. Veremos un montón de reflexiones y unos personajes que no se darán por vencidos en nada. Veremos, para ser sinceros, una historia increíble.
En definitiva, Memorias de un amigo imaginario es una novela que acaba por engancharte, tanto por los personajes como por la trama, con un ritmo algo lento al principio pero que poco a poco se va amenizando hasta llegar a un punto en el que te es imposible parar de leer. Con un protagonista que nos enseñará que en esta vida no hay que temerle a lo desconocido y del que aprenderemos también a valorar aquello que se tiene mientras se pueda tener, a aprovechar el momento. Unos personajes entrañables y, ante todo, valientes, y una prosa sencilla y fresca hará de este libro algo ameno y divertido que no dejará indiferente a cualquiera.
Todos los monstruos son malos, pero los monstruos que no se mueven ni hablan como monstruos son los peores de todos.
Eso ha sido todo, mortales.
Excelsior
R
No hay comentarios:
Publicar un comentario