Hola, mortal.
La vida es eso que pasa mientras esperas a que una reseña se escriba por sí sola.
Acaban de pasar quince minutos desde que escribí eso último y no, la reseña no ha comenzado a escribirse sola, así que me tocará hacerla con estas manitos. Se me han roto los auriculares del ordenador y no tengo alta voces, por lo tanto no está sonando nada. A lo mejor es eso lo que falla.
(Desde el móvil) Está sonando Hig Hopes, de Kodaline.
Diablos, esto ya es otra cosa, ¡Comencemos!
Título: La profecía del cuervo (The Raven Boys #1)
Título original: The Raven Boys
Autor: Maggie Stiefvater
Páginas: 419
Editorial: SM
SINOPSIS
MATARÁS
A TU AMOR
VERDADERO
Blue no sabe cuántas veces le han dicho esto.
Pero, como no cree en el amor verdadero,
nunca lo ha considerado un problema.
Todo empieza a cambiar la noche de San Marcos.
Blue, la única de su familia que no tiene facultades
adivinatorias, acompaña a su tía al viejo cementerio
para ver desfilar los espíritus de los que morirán
en los próximos doce meses, y ve a uno de esos espíritus
un chico vestido con el inconfundible uniforme
de la academia Aglionby, un jersey con un cuervo bordado.
Eso solo puede significar dos cosas:
o es su amor verdadero, o lo va a matar.
OPINIÓN PERSONAL
Blue Sargent ya no recordaba cuántas veces le habían dicho que mataría a su amor verdadero.
Aquí no hay confesión. En cuanto me enteré de que Maggie Stiefvater, autora de
Temblor, había sacado otro libro, tiempo me faltó para ir a la librería. Como es de esperarse, tras lo que me gustó Temblor,
mis expectativas respecto a cualquier otro de los trabajos de esta autora estaban bastante altas, así que iba con un poquito de miedo.
En
La profecía del cuervo, primer libro de lo que creo será una saga de cuatro, se nos presenta a
Blue Sargent, a la cual llevan prediciéndole desde pequeña que,
el día que lo bese, su amor verdadero morirá.
Blue vive sin preocuparse de ello, hasta que una noche, en la víspera de San Marcos, todo cambia cuando, entre la procesión de espíritus de aquellos que morirán en los próximos doce meses, consigue vislumbrar el espíritu de un chico de la prestigiosa academia Aglionby. Sin tener el don de la adivinación, ni ser médium,
el hecho de haber visto a ese muchacho solo puede significar que: o lo va a matar, o será su amor verdadero.
Gansey se ha mudado al pequeño pueblo de Henrietta atraído por las líneas ley y por la promesa de encontrar a un antiguo rey galés que, según cuentan las leyendas, espera dormido a que alguien lo encuentre. El
notable alumno de la academia Aglionby vive para esa búsqueda que, hasta el momento, no le ha dado muchas pistas para encontrar a su rey dormido. Pero
todo comenzará a cambiar cuando él y sus amigos conozcan a esa chica, Blue. Con ella en el grupo parece que al fin
las cosas comienzan a cambiar. A despertar. Gansey no es el único que guarda ambiciones,
no es el único que va tras la línea ley.
En contra de lo que se nos puede presentar en la sinopsis, en
La profecía del cuervo no encontraremos dramas amorosos adolescentes. Pero eso no quiere decir que el libro se quede sin nada que contar, al contrario:
la trama es tan completa y está tan bien llevaba que la ausencia de historia de amor (o su paso a un tercer plano, si prefieres que lo llame así) no influye mucho y hasta, incluso, casi pasa desapercibida.
El lector está demasiado ocupado tratando de resolver otras cosas. Y es que
Gansey y
Blue no son los únicos personajes principales. En lo que
Blue llama el grupo de "
los chicos del cuervo" (debido al emblema del cuervo que lucen en su jersey de Aglionby) se encuentran
Gansey (evidentemente),
Noah,
Adam y
Ronan. Y, personalmente, no sabría decirte a cuál de ellos he amado más.
La Academia Aglionby era la razón principal por la que Blue había fijado sus dos reglas: primera, mantenerse lejos de los chicos, porque eran peligrosos, y segunda, mantenerse lejos de los chicos de Aglionby, porque eran una calamidad.
Para dar pie al resto, primero te contaré un poco sobre
Blue, el único punto de la novela que no me ha gustado mucho que digamos.
Me ha parecido un tanto... cómo decirlo... un tanto
pava. No se enteraba de la mitad de las cosas y no sabía ponerse prioridades.
"Oh, mira, aquí están pasando cosas raras... ¡Vamos a ignorarlas y a centrarnos en algo menos importante en lugar de investigar y preguntar!" Me ha hecho poner los ojos en blanco en más de una ocasión. Sí, es sensata, pero es que a veces se pasaba un poco. Creo que
lo único que me ha gustado de ella ha sido su determinación en cierto momento de la novela.
De
Blue es necesario pasar a
Gansey.
No ha sido mi personaje favorito, pero me ha gustado bastante más que
Blue. Lo bueno que le he visto a este personaje es que e
s bastante más complejo de lo que puede parecer. Se dedica con toda su alma a la búsqueda de Glendower, está decidido a cumplir su objetivo de encontrar a su rey galés, pero
sabe poner prioridades. Y su prioridad son sus amigos. Me ha gustado muchísimo eso.
Estoy tratando de encontrar aquello que me ha fallado en él, pero no lo consigo. Supongo que ese es el fallo. Que pese a todo,
al personaje le falta, tal vez, algo más de desarrollo.
Gansey tenía dos personalidades: la que atesoraba bajo la piel y la que se enfundaba todas las mañanas, cuando se deslizaba la cartera en el bolsillo trasero de los pantalones. El primero era complejo y apasionado, con un acento indefinido, y el segundo exudaba energía cuando saludaba a la gente con aquel bello acento de las clases adineradas de Virginia. Para Adam, era un misterio que las dos versiones nunca se mostraran a un tiempo.
Adam Parrish es con quien
no termino de aclararme. Al principio me pareció un amor, pero
conforme avanzamos la novela, algo en él va cambiando.
Y no estoy segura de que ese algo me guste. Es un personaje ambicioso. Aunque
si lo miramos objetivamente,
esa evolución gradual ha conseguido que el personaje tenga más fondo del que en un principio se esperaba.
Ser Adam Parrish era complicado. Ser aquella maravilla de músculos y órganos, conexiones sinápticas y terminaciones nerviosas: un milagro de resortes y engranajes. Ser Adam Parrish era sobrevivir. Sin embargo, lo que él consideraba más importante se resumía en una idea: la libertad para decidir, para ser dueño y señor de sí mismo.
Esos eran los más importantes, los que más relevancia han tenido en la historia.
Pero no puedo irme tranquila sin expresar mi amor incondicional hacia Noah (
al cual aún defiendo que se le debería haber dado más protagonismo del que tenía)
y, sobretodo, hacia Ronan Lynch.
Ronan es ese personaje que, pese al que no se le da taaaaanta importancia,
sabes que tiene más de lo que se ve a primera vista. Es lo que a todas luces se suele describir como "el chico malo". Solo que
el hecho de que el libro carezca de historia de amor, hace que las palabras tomen otro matiz.
Tenemos muchos más personajes, importantes en ciertas cosas y completamente irrelevantes en otras, pero
cada uno con una historia, con un fondo y con un objetivo para hacer lo que hacen. En la búsqueda de Glendower
todos se están jugando más cosas de las que se esperaban, arriesgando y sacrificando más de lo que les gustaría.
Maggie Stiefvater nos trae una historia llena de magia, pero de una magia distinta, de una magia ancestral que requiere de sacrificios y pactos con bosques encantados, una magia que hace que realmente te plantees si te habría gustado no haberla descubierto.
En definitiva. La profecía del cuervo es un libro atrapante, lleno de secretos y revelaciones y con unos personajes complejos. Aunque algo introductorio, no termina de ser un buen comienzo para un saga que tendrá mucho potencial. Impredecible y con un final cargado de tensión, hace que desees ponerte en seguida con siguiente volumen, Los saqueadores de sueños, y saber más cosas sobre los chicos del cuervo y su búsqueda de Glendower, el rey galés que descansa en algún punto de la línea ley y que le concederá su deseo más ansiado a quien por fin lo despierte de su sueño. Maggie Stiefvater sin duda va a sorprender bastante con esta saga.
Si se te daba bien encontrar cosas, lo justo para el mundo era que buscaras.
Eso ha sido todo, mortal
Excelsior
bRook